Pensé en vivir una experiencia diferente y me compré un auto. recorrí todo el microcentro y no llegué a ningún lado. Lástima que estaba sólo, desmotivado y despreocupado. A la semana, conseguí una fija y sin dudarlo fui al hipodromo, ni les cuento como me fue. Un desastre. A la mañana siguiente pensé en recrearme, en ser un hombre nuevo. Aquí hago una pausa y me interesaría hablarle a las almas viejas, antiguas, a las que sienten que están viviendo en este mundo hace ya mucho tiempo y preguntarles si se sienten comodas en su entorno. Esto les resultará una estupidez a muchos, pero para aquellas almas a las que sé, les dará un gran placer saber que no están solas en el mundo. No piensen que están desprotejidos y confíen en sus almas nobles y fervorosas que los llevará al néctar de la vida. No se sientan presionados por el ambiente sino que hagan todo por ustedes mismos. Que la voz de su conciencia los motive y no les genere dudas, que encuentren la paz en cada amanecer y cada bostezo, que no se duerman pensando en lo que les faltó hacer, sino pensando en lo que harán.
Este es el pensamiento de un alma vieja, la cual ha vivido mucho, la cual interpreta a la humanidad y no la discrimina, sino que trata de ayudarla. Estamos cansados de los reproches y las malas lenguas. De la falta de humanismo y el pensamiento personal constante.
Cuidar a nuestro planeta debe ser nuestra primer meta, no sólo para las almas antiguas, sino para todo el mundo y está en nosotros, las almas antiguas, ayudar a que la sociedad incorpore estos conocimientos.
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